El hambre emocional se trata de una conducta desadaptativa y desequilibrada motivada por factores psicológicos, biológicos y familiares. A veces comemos por aburrimiento, por tristeza, por estrés o ansiedad.
Simplemente leyendo las siguientes frases podemos detectar si sufrimos este tipo de hambre o no
- Me siento fuera de control en presencia de comida deliciosa
- Cuando empiezo a comer, parece que no puedo parar
- Es difícil para mí dejar comida en el plato
- Cuando se trata de comida no tengo fuerza de voluntad
- No puedo saciarme con facilidad
- Continuamente tengo pensamientos de preocupación sobre comer o no comer
- Hay algunos días en los que no puedo pensar en nada más que en comida
- La comida esta siempre en mi mente
Las personas con hambre emocional tienden a recurrir a la comida para suplir problemas emocionales lo que le proporciona un falso bienestar a corto plazo, pero a medio y largo plazo, provocan un aumento de sentimientos negativos, de forma que se recurre a la comida como consuelo, para intentar controlar el estado de ánimo y sentirse mejor. Vemos comer como una vía de escape. Entramos así en un círculo vicioso del que pude ser complicado salir sin la ayuda de un especialista.
Esto pasa porque después de saborear la comida, tu cerebro secreta varias sustancias poderosas que producen placer (cómo la dopamina). Esta recompensa es tan poderosa, que tu cerebro buscará cualquier oportunidad para motivarte a comer ese alimento que produce placer.
Una vez que nos saciamos, podemos acabar experimentando un sentimiento de culpa porque eso que hemos consumido no ha satisfecho nuestras necesidades, que efectivamente eran de otro tipo. Nos sentimos sin suficiente fuerza de voluntad para controlarlo.
El hambre emocional, aparte de contribuir a aumentar de peso, puede acarrear a la larga diversos problemas de salud.
La diferencia fundamental con el hambre físico es que éste llega de forma gradual (poco a poco vamos sintiendo la necesidad de comer), mientras que el hambre emocional llega de forma repentina, sin avisar, y necesita ser satisfecha de forma rápida. Antes de comer aparece la ansiedad, lo que provoca una falta de autoconsciencia en el momento de comer.
Tu mente (y la de todo ser humano) está programada para comer azúcar y grasa. Es cuestión de supervivencia. Hace miles de años, comer azúcar significaba la diferencia entre morir o vivir, por eso tu cerebro te recompensa con una sensación de placer al ingerir estos nutrientes.
En el momento de diferenciar el hambre fisiológica de la emocional, nos podemos hacer una simple pregunta.
¿Me comería una manzana?
Si la respuesta es NO, realmente no tienes hambre, solo antojo.
¿QUÉ DEBEMOS HACER?
Debemos aprender a tomar conciencia de la situación para así poder enfrentarnos a estos momentos sin estar sujetos a lo que demanden nuestras emociones, tanto las negativas como las positivas. ¿Cuántas veces comemos por el hambre emocional y cuántas veces lo hacemos por hambre real?
– Dejar de luchar contra ello de forma negativa y viviéndolo con estrés, culpa y remordimientos.
– Reconoce qué algo pasa. No seas negativo. ¿por qué tenemos el deseo de comer?
– Empieza a darte cuenta de lo que realmente te ocurre y sientes cuando comes de forma emocional
OTRAS ALTERNATIVAS para mejorar tu relación con la comida
Darles vida a tus hobbies.
– Salir a tomar aire fresco o realizar una caminata para despejar la mente.
-Las mascotas ayudan a reducir los niveles de ansiedad y estrés. O una conversación con un amigo o amiga.
– Leer un libro que nos agrade, escuchar música, meditar, etc.
Al final, nos sentiremos más fuertes y ganaremos en autoestima.
No podrás gozar de una alta autoestima si maltratas a tu cuerpo con comida basura. Entiende que a la hora de comer no solo está en juego tu aspecto físico, sino también tu salud.
SI crees que comerte una ensalada es un sacrificio, evidentemente no lo harás, o si lo haces, no será algo que podrás mantener a lo largo del tiempo. Busca asesoramiento a la hora de organizarte con tus comidas o buscar otras alternativas más atractivas a la hora de comer.
Cuando comas, come. Nada más. Fuera móviles y distracciones. Disfruta del momento.
TIPOS DE HAMBRE
1. Hambre olfativa; es el tipo de hambre que surge cuando el olor nos abre el apetito.
2. Hambre bucal; se debe a las sensaciones de disfrute que nos provoca ingerir algunos alimentos: crujiente, suave, refrescante, etc.
3. Hambre visual; puede surgir en cualquier momento, ya sea porque acabas de ver una foto cautivante o un anuncio en la televisión.
4. Hambre de corazón; similar al hambre emocional.
5. Hambre estomacal; es el hambre que se da cuando sentimos movimiento en nuestros intestinos.
6. Hambre celular; surge cuando nuestro cuerpo nos pide determinados nutrientes como, por ejemplo, sal, hidratos, proteínas, etc.
7. Hambre mental; todo aquello que se rige por nuestras creencias, por toda esa información que hemos recibido a lo largo de los años sobre lo que se debería o no comer.
¿COMO EVITAR COMER DE MÁS O DE FORMA INSTINTIVA?
Cuando nos da el hambre emocional, nos apetece comer lo primero que tenemos a mano o la comida más basura que existe. Solemos decir que tenemos antojo.
Hay personas que tienen preferencias por los antojos dulces y otros salados.
Podemos acabar con estos antojos, escogiendo de forma inteligente, evitando comer un montón de calorías innecesarias. Te invito a entrar a este enlace, para que veas que hacer con esos momentos de debilidad que todos tenemos .
Lidia Bastián
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